¨La Familia Mazo Giraldo invita a la Eucaristía que se realizará el 18 de noviembre del año 2009, en la Parroquia Nuestra Señora de la Anunciación (Barrio la Honda)
Cuando alguien muere… también morimos.
Se nos va un poco de nuestra propia vida, y queda en el recuerdo, la sonrisa de quien solo se adelantó unos pasos en la rendición de cuentas al creador.
Cuando alguien muere, queda ese silencio sepulcral, esa falta de voz para atrevernos a decir:
Te aprecié… te amé!
Cuando alguien muere, muere también Dios, porque en su célula infinita se pierde un gramo de arena del cosmos.
Cuando alguien muere, queda el universo personal muy triste, la amistad marchita, el lirio de ternura hiriente, perdido en el oleaje de la nada.
Cuando un amigo, un padre, una madre, un hermano o un hijo muere, se muere por un instante el canto del viento y la piedra muestra su rostro duro, adusto, y el árbol cruje en una danza de dolor.
Cuando alguien muere ya no hay abrazos, rosas, risas y recuerdos que valgan, pues el que se fue ya no verá más la tarde, el frío amanecer, el café humeante, el beso andante y el cerrojo abierto.
Cuando alguien se muere nosotros también morimos un poquito.
Cuando alguien muere… también morimos.
Se nos va un poco de nuestra propia vida, y queda en el recuerdo, la sonrisa de quien solo se adelantó unos pasos en la rendición de cuentas al creador.
Cuando alguien muere, queda ese silencio sepulcral, esa falta de voz para atrevernos a decir:
Te aprecié… te amé!
Cuando alguien muere, muere también Dios, porque en su célula infinita se pierde un gramo de arena del cosmos.
Cuando alguien muere, queda el universo personal muy triste, la amistad marchita, el lirio de ternura hiriente, perdido en el oleaje de la nada.
Cuando un amigo, un padre, una madre, un hermano o un hijo muere, se muere por un instante el canto del viento y la piedra muestra su rostro duro, adusto, y el árbol cruje en una danza de dolor.
Cuando alguien muere ya no hay abrazos, rosas, risas y recuerdos que valgan, pues el que se fue ya no verá más la tarde, el frío amanecer, el café humeante, el beso andante y el cerrojo abierto.
Cuando alguien se muere nosotros también morimos un poquito.