Papi, cada día que voy hasta tu tumba, la limpio con mis oraciones, la adorno con frescas flores y las riego con mis lágrimas.
Cando me alejo de donde tú yaces, tú, mi manantial de amor permanece
impávido junto a mi corazón.
Hijo de mi alma no sabes cuánto duele tu ausencia, pero sé que llegará el
día que estaremos juntos de nuevo.
Quien tanto te extraña… “La Mami”